El vicepresidente primero, Mariano Rajoy, emplazó ayer a los obispos españoles a suscribir el Pacto Antiterrorista firmado entre el PP y el PSOE.
Argumenta el amigo de Fraga que los prelados deben comprometerse
con los problemas que afectan sensiblemente a la población española.
El comentario habría resultado gratuito si no fuera
porque el antiguo obispo de San Sebastián, Mons Setién afirmó recientemente que
firmar el citado pacto "iría en contra de los obispos vascos". Si a
esto le añadimos que sendos sacerdotes católicos que desarrollan su actividad
pastoral en San Sebastián se negaron a oficiar funerales por el eterno descanso
del concejal de la ciudad guipuzcoana, Gregorio Ordóñez, tenemos la polémica
servida.
Y la polémica tiene dos frentes: la iglesia y los
partidos. En primer lugar porque la "Iglesia vasca" tiene una enorme
responsabilidad en lo que ha venido en llamarse el "conflicto vasco".
Algunos clérigos no han entendido que la Iglesia católica (universal) tiene una
misión salvífica espiritual y que su compromiso con los problemas mundanos no
puede pasar por el amparo del asesinato, la extorsión y el miedo.
Algunos clérigos de "boina calada" parecen
más comprometidos con la "construcción nacional" que con la
"extensión del Reino". Aquellos que descalificaron "a un
tal Blázquez" no han asumido la trascendental tarea para la que han sido
consagrados y andan como aquellos judíos de pistola en mano, coetáneos de
Jesucristo, luchando por la "liberación" de los romanos. Estos tendrán
que responder ante Dios y ante su conciencia por la situación de terror en la
que viven miles de españoles vascos. Y sus superiores -aquellos que hablaban de
los "obispos de ETA"- deberán responder también ante la transigencia
irresponsable de haber cedido por "prudencia" ante una actitud tan
profundamente anticristiana.
Y a la situación de la Iglesia católica en Vascongadas
(no confundir con Iglesia vasca, pues esta última no existe) se suma la codicia
de los políticos. El pacto antiterrorista firmado entre el PP y el PSOE
tiene mucho de pacto de Estado por las libertades y mucho también de
electoralismo como denuncia "aitá" Arzalluz. Por otra parte, goza de
una enorme contradicción exhortar a la Iglesia sumarse a un pacto político
cuando permanentemente se "exige" la reclusión a las sacristías. La
Iglesia puede y debe pronunciarse sobre aquellos aspectos morales que lastran
la convivencia de los españoles. Pero esto obviamente no significa sumarse a
operaciones políticas de dudosa "pureza".
Y por si todo esto fuera poco, el presidente de la
Fundación Encuentro, el clérigo Martín Patiño afirma que los obispos fueron
cómplices del 23F". ¿El elefante blanco?...
Fuente: Diario Hispanidad 19/02/01
0 comentarios:
Publicar un comentario